It: El espeluznante regreso del payaso de las cloacas

Pennywise, el payaso que aterrorizó a toda una generación y se convirtió en un ícono del terror, regresa
a las pantallas en 2017 y es mucho mejor de lo que esperabamos. 

Hablar de It (Eso) (2017) es meterse en terreno delicado, pues hay varios factores en juego a la hora de hablar del payaso bailarín Pennywise: la obra original de Stephen King, por supuesto, la miniserie que marcó la infancia de varios milenials y con ella la recordada actuación de Tim Curry. Así, a primera vista, It no es más que otro remake innecesario dentro de la larga lista de títulos reciclados, que la falta de creatividad en Hollywood aumenta cada año. Por fortuna, y prueba de que los dioses del celuloide existen, ésta es lo que la mayoría de readaptaciones prometen, pero casi ninguna logra cumplir: una nueva y refrescante visión de un clásico que da por bien servidos tanto a nuevos espectadores como a amantes del original.

¿Cómo es posible? Pues bien, con It se hizo lo que no con Carrie (2013): revisar el libro, entender la historia y contextualizarla para conservar su esencia adaptándola en un marco actual. Carrie se pierde en un intento de emular a la primera versión (casi que en cada toma, en los encuadres, la narrativa y hasta el tipo de fuente retro con que aparecen los créditos iniciales) recurriendo a la nostalgia, excesivos efectos especiales y un par se super estrellas en los papeles protagónicos para asegurar la mayor cantidad de público objetivo; dejando de lado lo importante del relato, la esencia de los personajes y, con ello, cualquier posibilidad de hacer una película impactante e innovadora, quedándose como una copia acartonada y olvidable de la primera adaptación.

It, por su parte, nos presenta a un personaje terrorífico pero no invencible, que se vale del miedo de sus víctimas para hacerse fuerte, pero que conoce sus limitaciones y sabe cuando corre peligro. Y, aunque usualmente toda la atención de este tipo de cintas suele recaer sobre el malvado antagonista, lo cierto es que en esta película es imposible pasar de largo sobre sus protagonistas: siete niños peculiares que deciden bautizarse a sí mismos como "The Losers Club" (El Club de los Perdedores). He aquí uno de los mayores aciertos del film: se da tiempo de mostrarnos, entre chistes y anécdotas, las relaciones que forjan los chicos; nos permite empatizar con su amistad y ver por qué se unen, por qué pelean y, más importante aún, por qué deciden arriesgar sus vidas y enfrentar sus peores fobias para salvar a un miembro del equipo.


El director Andy Muschietti logra tomar un proyecto caótico y plasmarle
una visión acertada y efectiva que gustó hasta al mismo Stephen King.

El apartado técnico es otro punto que resalta, puesto que a pesar de ser una superproducción, la mayoría de las veces el uso de recursos visuales es medido y corresponde al momento en que la cinta la amerita, dándonos dosis moderadas pero suficientes de Pennywise. Vemos como la horrible criatura se vale más de un terror psicológico que de agresiones físicas para atormentar a los chicos, cambiando de forma según sus fobias particulares. Así, por ejemplo, la impactante escena de Beverly en el lavabo, donde ve cubierta la intimidad de su baño con una inundación de sangre, invisible para su padre; se convierte en una grotesca pero efectiva metáfora de la menstruación venidera que a ella tanto le inquieta pero, irremediablemente, deberá enfrentar.

Y si cedemos a la tentación de comparar, el final de esta nueva versión supera con creces al de su predecesora noventera. No sólo en el aspecto visual, en el que se nota el presupuesto invertido y los años de diferencia entre una y otra. También porque se desarrolla de forma dramática pero pausada, aún después de haber entrado a la casa de los sustos, nunca antes mejor dicho, nos revela teatralmente al Pennywise danzarín, en donde la actuación de Bill Skarsgård al interpretar un sencillo pero frenético baile es realmente escalofriante. De igual forma, nos da el catalizador perfecto para la confrontación en el momento en el que el valiente Bill finalmente acepta la pérdida de su querido hermanito, Georgie.

Por último, hay que resaltar, quién iba a creerlo,  que la película del payaso asesino nos da una lección de valores al mostrarnos un final que resalta el poder de la amistad, el trabajo en equipo y el empoderamiento personal que se desprende del enfrentar los miedos y descubrir que todo su poder no radica en ellos sino en el poder que les damos. Así la película finaliza insinuando el inminente regreso de "Eso", no con una misteriosa escena final, sino con un grupo de chicos que hace un pacto de sangre para sellar su amistad y su compromiso de volver a enfrentarse a lo que sea necesario, con tal de no permitir que ningún otro niño sea raptado por la criatura de las cloacas.

En conclusión, lo que pudo ser una película facilista llena de momentos clichés que asustara sólo a los adolescentes, se convierte en un largometraje sólido en contenido, historia y personajes; que no necesita de una segunda parte pero que nos hace desearla. Quedamos con ganas de adentrarnos nuevamente en este fascinante y aterrador universo para saber qué pasará con aquellos "perdedores" cuando el pasado regrese para atormentarlos y la amenaza de Pennywise vuelva a cernirse sobre el pequeño pueblo de Derry, 27 años después...




0 comments:

Publicar un comentario