La Nocturna, una telenovela colombiana que sí representa a los colombianos de verdad


Parece que, por fin, la fórmula de traquetos y prepagos empieza a desgastarse y la televisión colombiana está apostando, poco a poco, por historias donde priman los personajes del común con buenos valores y ganas de salir adelante. En esa línea, Caracol TV ya nos cautivó el año pasado con Las Hermanitas Calle y Cuando Vivas Conmigo, mientras RCN apuesta por la nostalgia noventera con una nueva temporada de Francisco el Matemático y el drama de oficina con La Ley del Corazón.

Pero es la nueva propuesta del canal que "nos mueve la vida" la que motiva estas palabras: La Nocturna. Producción que se sitúa en una universidad nocturna de la capital (sí, de ahí el nombre), en la que confluyen las vidas de diez personajes, ocho alumnos y dos profesores, de diversas procedencias, edades y motivaciones; pero con un fin en común: mejorar su vida a través del estudio.

Bajo el eslógan: los sueños nunca duermen, la serie nos muestra la vida y desventuras de estos desconocidos que empiezan por ser compañeros de clases pero que en el camino descubren amistades, enemistades, amores y desamores. Porque sí, claro que hacen presencia las escenas de drama propias de la telenovela latinoaméricana, pero hay algunos elementos que buscan cambiar la fórmula y ahí radica lo interesante.

Primero, como ya se dejó claro, son varios los protagonistas e historias que se nos presentan. No estamos ante una particular y empalagosa historia de amor prohibido que deberá superar la censura social hasta llegar a un predecible "vivieron felices por siempre". O si llega a haberla, recordemos que apenas estamos en los primeros capítulos, no será el eje principal de la trama.Cada estudiante de La Nocturna tiene algo que contar y con lo que el espectador fácilmente podría identificarse.

Segundo, y muy importante, es que los escritores recordaron que Colombia es un país rico en regiones, acentos y culturas; no sólo existen los paisas y los costeños cuando de foráneos en la capital se trata. Así se presentan en esta ocasión a una pareja de tolimenses y a un joven boyacence, que si bien aún conservan algunos elementos estereotípicos, como el mal genio y la ingenuidad; trascienden rápidamente ese nivel para convertirse en personajes tridimensionales que atraen por su forma de ser y se sienten auténticos aunque sin perder el toque de humor.

Y tercero, la serie busca reflejar a sus espectadores: colombianos de clase media que día a día buscan ganarse la vida a punta de trabajo duro pero honrado. Sí, así de sentimental y coloquial como suena, porque así somos los colombianos, de barrio, de pueblo, de vecinos y amigos; y es eso lo que se nos muestra en pantalla.

Claro, no estamos ante una epifanía de la pantalla chica que viene a revolucionar el primetime en Colombia pero sí se siente refrescante ver una propuesta que busca hacer que el televidente se sienta identificado con sus sueños y esperanzas reales, que lo haga sentir orgulloso de ser emprendedor y de luchar por triunfar a pesar de las dificultades que un país tercermundista pone a casi cualquiera que quiera mejorar su vida y la de su familia.


"Los sueños nunca duermen", aquellos sueños que buscan la felicidad en terminar una carrera universitaria, en superar los impases de la vida en compañía de los amigos, en progresar a través del trabajo en equipo. Sueños reales, sueños loables, no en ser un aspirante a narcotraficante con más dinero que valores, o una "muñeca de la mafia" cuyo principal valor es el precio del plástico que (de)forma su cuerpo.

En conclusión, La Nocturna no es algo nunca antes visto pero sí es algo que deberíamos ver si es que buscamos una opción decente dentro de la parrilla de programación de los canales privados. Como televidentes demostremos que apoyamos este tipo de programas y su contenido, que merecen ser vistos y tenidos en cuenta. Devolvámosle a la televisión colombiana, al menos un poco, su dignidad.


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